anarcosindicalismo hoy: vigencia, propuesta y acción 14 de enero, 19.30 h. charla debate con Félix García Moriyón en el salón de CGT · C/ Calera, 12
¿Sirve para algo el anarcosindicalismo en 2014?
Félix García Moriyón. Burgos, 14 de enero de 2014
El sindicalismo en general, y con él también el anarconsindicalismo, se encuentra en un momento delicado.
Si repasamos las encuestas de opinión, los sindicatos ocupan los últimos puestos, junto a banqueros, políticos y obispos. Si revisamos las noticias, la corrupción ha calado profundamente en algunos de ellos, y roza a todos los demás.
Lo más grave, no obstante, es que estamos asistiendo a una imparable degradación de las condiciones laborales sin que los sindicatos sean capaces de frenarla.
Atrapados entre el fuego de un ataque brutal desencadenado por los sectores neoliberales durante las últimas décadas y por unas prácticas sindicales centradas en la negociación implantadas por la socialdemocracia, los sindicatos no ofrecen vías de solución a los problemas de los trabajadores e incluso es posible considerar que son parte del problema.
A todo esto hay que añadir, obviamente, las profundas transformaciones de los mercados laborales que se han venido consolidando desde el inicio de la actual etapa de globalización.
No es momento para abandonar el sindicalismo, sino para revitalizarlo actualizando las ideas centrales que estuvieron en su origen. Eso exige una doble tarea:
a) Puramente ideológica: despertar la conciencia de clase, esto es la conciencia de pertenencia a un conjunto de personas que comparten unas condiciones duras de explotación y opresión. Estamos en una auténtica lucha de clases o lucha por el reconocimiento, en la que está en juego no solo el reparto de la riqueza sino el reconocimiento de la propia dignidad.
b) Estrictamente táctica: Hay que articular formas de asociación y lucha que sean eficaces a escala local y global. Las negociaciones son una parte del proceso, cuya validez dependerá de la correlación de fuerzas lograda en las etapas de confrontación. Eso exige igualmente una profundización en un sindicalismo participativo y autogestionario, con genuinas estructuras democráticas de funcionamiento.