Asamblea debate en Briviesca: la energía que consumimos; los intereses que financiamos.
Miércoles 30 de septiembre. Casa de la Cultura de Briviesca
Entre el año 2008 y el 2014 el recibo de la luz ha subido para las familias del Estado Español más de un 80%. Pagamos la energía más cara de Europa solo por detrás de Chipre y Malta, los balances de las grandes empresas del sector nos muestran beneficios netos espectaculares, y mientras tanto asoma en el panorama un nuevo concepto, el de pobreza energética, que afecta a más de 2 millones de familias españolas.
La energía, y en particular la eléctrica, se ha convertido actualmente en un bien básico de nuestra sociedad, casi tan básico como la comida o el agua. Por eso debemos recuperar el control sobre este tipo de bien básico y se conciencie sobre su importancia, promoviendo un consumo responsable y sostenible de la energía.
Tenemos que recuperar la soberanía energética para la población entrando en las partes del sector eléctrico liberalizadas actualmente, la comercialización (compra de energía) y la generación (generación energía). Las partes del transporte (alta tensión en manos de REE) y la distribución (media y baja tensión en manos de las grandes compañías) sigue estando regulada.
Es el momento de enfrentarse al modelo energético vigente desde la conciencia y la acción. Impulsar con nuestros actos el cambio necesario y urgente. Prescindir del petróleo, el gas y el uranio. Liberarnos de las grandes corporaciones que deciden por nosotros y apostar por un modelo democrático, independiente, ciudadano, basado en energías limpias y renovables. Luchar contra el cambio climático con los hechos y no sólo con las palabras. Desobedecer a los intereses creados, para defender los intereses de todos.
¿Por qué desobedecer?
Porque el momento es ahora. Porque nada va a cambiar si no lo hacemos nosotras. Porque desde los gobiernos y los poderes económicos no se van a tomar las decisiones correctas. Prefieren su sistema centralizado y contaminante ya que así conservan el control. Porque el cambio climático no puede esperar. Y porque otra forma de producir y consumir energía es posible. Está en nuestras manos.