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10 de diciembre de 2015
Como empleado público miro a mi alrededor. Miro a mi alrededor y me pregunto qué nos hace distintos a los trabajadores municipales respecto de los trabajadores del resto de administraciones. Me queda el regusto a estar jugando en una liga de segunda B con tristes resultados. He visto como desde el inicio de la crisis se nos arrebató, con la misma contundencia que a los demás funcionarios, derechos y dineros. Ahora veo como, a la hora de reponer parte de esos derechos, a los trabajadores del Ayuntamiento se nos deja en una situación peor. Condenados a pagar un peaje especial, añadido.
Tras las últimas negociaciones derivadas del Real Decreto- Ley 10/2015 que yo sepa sólo aquí, en el Ayuntamiento de Burgos, nos hemos tenido que conformar con un acuerdo que no llega a todo lo que la ley daba de sí. Precisamente en esta Administración, donde cada vez que el Equipo de Gobierno Municipal habla de ahorro y de una gestión austera se debería hablar del ahorro y de la obligada austeridad de sus empleados y empleadas. Del sacrificio de la plantilla municipal. Por que es de nuestras espaldas de donde, mayormente, sale ese ahorro -alrededor de 28 millones en cinco años-. Todo ello vinculado a medidas relacionadas directamente con la RPT o la plantilla. Ese esfuerzo y ese ahorro no nos son gratuitos: mayores horarios, recortes económicos y, lo peor, sobrecarga de trabajo.
Pido para las empleadas y los empleados municipales un reconocimiento. Pido lo mismo que en Castilla La Mancha, en Segovia o en la Diputación, donde la flexibilidad de jornada o las horas de cortesía reducen la presencia de trabajo a las 35 horas. Pido, cuanto menos, lo que en el resto de las administraciones que conozco: el 100 % de los canosos y de los días de vacaciones adicionales por antigüedad para 2015.
Hartos de la diferencia con otros empleados públicos, de quedarnos siempre últimos en la fila, hemos conseguido reunir 600 firmas. 609 compañeras y compañeros que tienen la expectativa de asimilar nuestras condiciones a las de los demás. Sé que el resultado durante las negociaciones del 10/2015 podía haber sido otro ya que, parte de la plantilla, tenían la convicción y la apuesta de llegar a recuperar lo arrebatado. Ahora hemos dado un paso más, no es baladí reunir 609 firmas a pesar de quienes nos representan. Es como repetir 609 veces que no nos vale, que no estamos de acuerdo, que queremos lo que es nuestro, lo que nos pertenece. Y que no, que no nos conformamos.
Rubén de la Peña, desde la Brigada