El último correo de la Dirección Provincial
La semana pasada, los equipos directivos de Burgos recibieron un correo de Rebeca Gutiérrez Manjón, responsable del Área de Programas y número 2 de la Dirección Provincial de Educación, que debían difundir. En él, minusvalora nuestra labor como docentes, vierte amenazas y se inmiscuye en nuestra vida privada.
La Sra. Gutiérrez Manjón pide a los docentes “ejemplaridad” para que se cumplan los protocolos de seguridad. Ejemplar es uno de los pocos colectivos del país que trabaja en un espacio de 75 mts2 con otras 25 personas. Ejemplares son quienes apechugan con la falta de dotaciones que debería prover su empresa y hacen que el sistema de enseñanza público funcione. Ejemplar debe ser, dado que es uno de los mejor valorados del país según el CIS, el colectivo de los docentes.
La Sra. Gutiérrez Manjón quizás quiso pedir la “observancia” de los protocolos, el respeto de la ley. Respetar la ley es cumplir un Acuerdo de mínimos suscrito con los sindicatos mayoritarios, cuidar a los trabajadores con patologías graves de que uno es responsable y no enredarles en un laberinto administrativo para, finalmente, no darles soluciones o ser transparente proveyendo información de la gestión pública.
Se menciona en el correo que algunos profesores han actuado mal y que la Inspección tomará medidas. La Sra. Gutiérrez Manjón lanza así la supuesta mierda de unos pocos a todo el profesorado y, a continuación y precipitadamente, invoca a la Inspección y sus sanciones. Esto es una amenaza sin medias tintas, es una falta de mano izquierda indigna de una número 2.
En el correo se listan con guiones 4 tipos de malas conductas de los docentes: la primera y la segunda es quitarse la mascarilla y comer en la misma sala. La última es una afirmación genérica: “cualquier actuación que pueda ser temeraria para la salud”. La tercera conducta, por tanto, parece ser también temeraria y objeto de actuación de la Inspección. Reza así: “se recomienda encarecidamente no compartir coche en los desplazamientos”.
Ni el “recomienda” maquilla tal derrape. No vemos por qué compartir coche es “temerario”. No es, de hecho, una mala conducta. Nos sorprende la propuesta en sí: ¿la Sra. Gutiérrez Manjón también nos recomienda que usemos el autobús, compartiendo aerosoles con otras 50 personas y sin aireación posible? ¿Sugiere que usemos nuestro propio vehículo? ¿O prefiere que renunciemos a nuestro derecho de vivir donde queremos y nos mudemos al municipio de trabajo, como era de ley en tiempos franquistas? Podríamos sugerir que nos pague el billete de autobús, creando las líneas de autobús necesarias allí donde no las hay, o que facilite un coche de empresa y pague la gasolina: nos conformaremos con asegurarle que seguiremos desplazándonos a trabajar de la manera que libremente entendamos como la más adecuada.
La Sra. Gutiérrez Manjón concluye el correo advirtiendo que estas acciones provocan un “perjuicio a los alumnos (ya que se generan sustituciones), al centro y a la administración en general.” Vemos perfectamente cuáles son sus prioridades y la salud de los docentes no es una de ellas.
Desde CGT exigimos, por todo ello, la dimisión de la Sra. Gutiérrez Manjón y una explicación detallada de su superior de las afirmaciones que en el correo se hacen.
Extracto original del correo que se ha difundido.
Un aspecto vital para el correcto cumplimiento de los protocolos se basa en la ejemplaridad de nuestros actos.
Hay una serie de conductas que han acontecido y sobre las cuales actuará la Inspección Educativa con la toma de medidas pertinentes y ellas son:
- Comer varios profesores en un mismo espacio. Está terminantemente prohibido. Los docentes no pueden compartir espacios en los que no se guarden las medidas de seguridad.
- No hacer uso de la mascarilla, quitársela en clase, etc…
- Se recomienda encarecidamente no compartir coche en los desplazamientos.
- Cualquier actuación que pueda ser temeraria para la salud de cualquier persona del centro ya sea docente, PAS, alumnos, etc.
Desde la Dirección Provincial se recuerda que la mala praxis supone tanto un riesgo sanitario como un perjuicio a los alumnos (ya que se generan sustituciones), al centro y a la administración en general.