PICARESCA DE LAS POLÍTICAS DE PERSONAL EN EL AYUNTAMIENTO DE BURGOS

Si algo ha caracterizado las políticas de personal del PP (desde que el anterior alcalde llegó al poder en 2003) ha sido una austeridad casi absoluta en lo tocante a provisión de derechos y de efectivos para la plantilla del Personal Laboral. Ni una solo concurso de traslados, ni una triste convocatoria para promocionar. Siempre paralizado bajo la amenaza de amortización de aquella plaza que resultase vacante o del despido del personal interino del área o próximo a este. En definitiva todo enfocado a la destrucción del empleo público activo (personal interino en plantilla) o pasivo (plazas en la RPT).

Esta corriente férreamente practicada en los tiempos de bonanza se ha visto agravada hasta el integrismo con la austeridad de la crisis. Tanto que la ya encorsetada plantilla de 2010 se encontraba sin la más mínima reserva con que abordar el lógico envejecimiento de la misma, encontrando un cuerpo de la plantilla sin capacidad para afrontar la tasa de reposición 0. Una plantilla tan alejada de la RPT y de las necesidades de los servicios a prestar como lo est? la luna y su reflejo en un charco. Con cada nueva jubilación personal ha tenido que recurrir a las más rocambolescos parches, a las “más difíciles todavía” arquitecturas de equilibrista para intentar mantener cubiertos los servicios, todo menos soluciones plausibles y duraderas. Todo, siempre, sobrecargando a los efectivos de la plantilla con el cociente, de cara a los empleados, de más trabajo, menos dinero, menos derechos.

El ejemplo más claro lo hemos estado sufriendo con las prejubilaciones; especialmente cuando una de estas sucedía a un conserje en un colegio. Cuando una persona se acogía al régimen de jubilación (que desde el año 14 sólo se puede hacer al 50%) lo habitual venía siendo que a ese empleado se le agrupase la jornada tanto a que se prejubilaba como quien entraba a relevarlo. De esa manera, medio año una persona y el restante medio año la otra, cubrían la plaza durante toda la jornada y por todo el año. Pero ante la falta de efectivos personal recurrió a destinar a uno de los dos a otro puesto de trabajo diferente, así, con media jornada prorrateada a lo largo de todo el año se intentaba cubrir un puesto de jornada completa. Con los recursos de un sólo trabajador a jornada completa, se cubrían dos plazas, en ocasiones, hasta tres. Tanto ha sido el extremo de esta práctica que se ha obligado a un trabajador a media jornada a ir a las siete de la mañana para abrir un centro, permanecer en el un par de horas, para luego acudir antes de las seis de la tarde a otro centro distinto para agotar allí el tiempo necesario y completar las tres horas y cuarto que hacían su jornada diaria.

La realidad social y laboral actual obligaba al trabajador relevante a asumir tales situaciones. Personal, en la creencia o justificación de que este es un momento pasajero y puntual, sigue con la dinámica de división de partes de trabajadores entre diferentes puestos de trabajo. Intentando sellar dos botellas con un mismo tapón, tratando de colgar los calcetines a pares con una sola pinza... los ejemplos se podrían extender párrafos y párrafos pero prefiero cerrar esta exposición con aquel que me parece más apropiado. Recuerdo la picaresca, practicada tanto por El Buscón Don Pablos como por el Bachiller Trapaza, cuando remendaban trajes empleando la tela justa para tapar las partes expuestas del cuerpo en la moda de la época, con lo que las partes del cuerpo fuera de la vista quedaban desnudas, consiguiendo en el conjunto la apariencia de que el individuo estaba vestido por entero aunque bajo la capilla o las calzas estaban literalmente en bolas. De igual manera Personal “haciendo de una sotanilla una ropilla de luto y paño” obtiene, con la desmembración de jornadas y operarios, el trampantojo de que la plantilla está cubierta. Un golpe de viento y las vergüenzas al aire; una baja o una circunstancia imprevista y el trabajo sin cubrir. Una plantilla sin camisa ni greg?escos. Es la política de personal un poco como el pícaro colocando las migas por la barba y la valona para simular haber comido... el patio de Monipodio. El patio de Carolina. El mentido 5% de equiparación con los funcionarios; las coletillas que excluyen a interinos, relevistas y SMYT del tullido acuerdo de Formación Voluntaria; las aportaciones inaportables al plan de pensiones… la apariencia en forma de acuerdo hasta donde alcanza la vista y unos dobladillos mas allá en puros cueros.

Rubén de la Peña

Desde la Brigada