Fusión Caixabank-Bankia
Es evidente que solo el anuncio del estudio de la fusión por ambas entidades va a acelerar operaciones similares entre el resto de los bancos que operan en el Estado Español, lo que nos va a llevar a la tan deseada por algunos, concentración bancaria. Una concentración que de facto va a suponer la creación de un oligopolio bancario que va a controlar, en perjuicio claro de la ciudadanía, las condiciones y servicios financieros de todo el País. Servicios precarizados y recortados bastante ya para amplias capas de la población, bien por la incipiente digitalización, bien por la desbancarización de lo que denominamos “España vaciada”.
Precisamente contra esta precarización se hace más necesaria que nunca una banca social y universal que garantice unas condiciones financieras asequibles y unos servicios bancarios de calidad a la ciudadanía, independientemente de su edad, clase y/o ubicación.
Esta banca debe garantizar el máximo bienestar a la sociedad donde se elimine la presión y el nivel de estrés a la plantilla que permita enfocarse en relaciones de confianza a la hora de llevar a cabo la actividad bancaria.
La experiencia nos dice que las fusiones persiguen, entre otras cosas, la reducción de costes, aprovechando las sinergias que estas generan. Eufemismo que esconde tras de sí, salvajes restructuraciones de plantillas que suponen la destrucción de miles de empleos, así como el cierre de un número muy importante de oficinas bancarias, que en muchos casos merman sensiblemente los niveles de servicio y atención que se precisan especialmente en el entorno rural.
Destrucción de empleo que grava seriamente las arcas del Estado, ya que esta se concreta mediante procedimientos de despido colectivo, amparados en una reforma laboral hecha a medida de los empresarios, que permite el uso de esta herramienta a empresas con beneficios.
Desde CGT creemos que estas reestructuraciones de plantilla deben correr totalmente a costa de la cuenta de resultados de las empresas, utilizando para ello la figura de la prejubilación a partir de determinada edad.
Por otro lado, no podemos aceptar que estos momentos que vivimos de pandemia, donde están recortados seriamente derechos fundamentales que hacen que sindicalmente no podamos realizar nuestras funciones con todas las garantías constitucionales, sean utilizados en su favor por los grandes grupos empresariales para negociar en clara posición de ventaja.
Desde CGT creemos que estas reestructuraciones de plantilla deben correr totalmente a costa de la cuenta de resultados de las empresas, utilizando para ello la figura de la prejubilación a partir de determinada edad.
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