Por la despenalización del aborto
“Imponer un aborto a una mujer que quiere parir o imponer un embarazo y la maternidad a quien no quiera son actos de violencia física y moral contra las mujeres”. “Mujeres ante el Congreso”
En el V Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, en 1990, se acordó declarar el día 28 de septiembre como Día por el Derecho al Aborto de las Mujeres de América Latina y del Caribe.
En muchos países el aborto está penalizado, por lo que las mujeres tienen que acudir al aborto clandestino con lo que esto supone: falta de condiciones para una intervención óptima, interrupciones practicadas por personal no especializado, y lo más grave de todo, que se pone en riesgo la vida de la mujer. Las hemorragias y otras complicaciones del aborto incompleto son una de las causas de mortalidad materna. Además, la penalización castiga más duramente a las mujeres más desfavorecidas (aquellas con dificultad de acceso a la educación y a la información, con falta de recursos económicos, etc.)
Afortunadamente, en España tenemos una ley que regula el derecho al aborto, garantizando unas condiciones sanitarias y de protección a las mujeres que desean interrumpir su embarazo. Pero no sabemos por cuanto tiempo esto seguirá siendo así, máxime con la continua amenaza del ministro Gallardón de cambiar dicha ley, movido por la mano de la Iglesia Católica y con una ministra de sanidad que no se pronuncia al respecto. El hecho de que quien persigue modificar la ley sea un ministro de justicia, y con el clero detrás, sólo nos deja ponernos en lo peor y temer que su propósito último sea la penalización del aborto.
Desde los colectivos antiabortistas y pro-vida rechazan el aborto empleando como principal argumento el derecho a la vida, pero ¿es el feto un ser humano?, ¿qué es lo que hace a un ser humano verdaderamente humano? A medida que se desarrolla el feto aparecen los rasgos humanos: dedos, nariz, ojos, corazón. No obstante, la humanidad va más allá de la apariencia. Lo que verdaderamente caracteriza a una persona es su consciencia, y esta solo puede existir cuando hay un sistema nervioso central y una corteza cerebral desarrollados. La corteza cerebral, según el neurobiólogo Ricardo Tapia, se forma en las semanas 12 y 13 y las sensaciones conscientes son imposibles antes de las semanas 22-24.
En cualquier caso, la ley actual establece un plazo más corto, en primer lugar, por un principio de prudencia, pues al adoptar un plazo más corto se asegura que no hay consciencia ni vida neuronal. En segundo lugar, por la salud de la mujer que realiza la interrupción, a mayor tardanza en la intervención, mayor necesidad de procedimientos quirúrgicos y mayor riesgo para la salud. Y en tercer lugar, se pretende legislar adecuándose a los otros Estados, que establecen plazos similares.
Si se adopta una perspectiva científica, no se puede afirmar que el feto sea un “ser humano” o que no lo sea, puesto que la ciencia no entra en categorías morales. La incapacidad de afirmar que el feto es igual al ser humano formado hace que el primero no pueda considerarse como un sujeto de derechos en la misma medida que un ser humano desarrollado. Pero una mujer sí es un ser humano desarrollado, por lo que toda mujer tiene derecho a que se proteja su salud, y más aún su vida. Es necesario respetar la dignidad y la libertad de la mujer, no se puede subordinar su vida a un embarazo.
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